Trabajadores de la Salud

Equipos de servicios Médicos hospitalarios, Urgencias, Emergencias y traslados

Cuidando nuestra salud y la de nuestros equipos, para poder cuidar la salud de los demas.

 Según estudios realizados por profesionales, para quienes día a día trabajan cuidando la salud de los demás, el desgaste emocional y el estrés es exponencialmente mayor que para quienes trabajan en otras actividades.

Trabajar cuidando a otros, requiere en el día a día no tan solo resolver nuestros propios problemas personales, sino además, dar respuesta a las demandas de personas que están sufriendo una dolencia; dolencia que  algunas veces es circunstancial y espontanea y otras veces crónica y repetitiva. Son demandas que para el doliente requieren de una respuesta inmediata fuera la dolencia que fuera. Si la respuesta o solución se demora, la persona que esta sufriendo percibe un subjetivo grado de crueldad; una especie de imposibilidad de encontrar respuesta y solución que, sumado a que si esta solución, la proyecta en un personal sanitario, no tan solo demandará a esta persona la inmediatez mencionada, sino que es probable que sobre este agente sanitario proyecte su frustración. Recordemos brevemente que quien adolece una enfermedad, sufre de algo desconocido para sí, que mayormente altera su confort y cotidianeidad. Si a lo anterior le sumamos que la sensación de dolor no es placentera y encima a veces incremental en el tiempo, también se proyecta en la imaginación, la latente posibilidad de que la dolencia sea la antesala de un mal mayor que amenace incluso con la muerte.

 Muchas veces para el personal sanitario, ante estas demandas tan exigentes, sufren de estrés. Recordemos que el estrés, como lo muestra la pagina www.medlineplus.gov, es la respuesta del cuerpo a un desafío o demanda externo. Ahora cuando estas demandas superan las posibilidades de respuesta y a su vez, estas demandas se extienden en el tiempo, agotan a las personas. Analizábamos brevemente que la persona enferma, como nos pasó casi de seguro a todos, demanda pronta recuperación. Dado que la enfermedad es una sombra amenazante y sin rostro, al encontrar a alguien que puede ayudarnos a restaurar la homeostasis perdida, solemos demandar y exigir, sin margen de error, se nos brinde de inmediato la ayuda. Esta mencionada demanda es la que va desgastando al personal, llámese médico, enfermero, auxiliar o como se llamare. 

Aprovechando los mas de 20 años de experiencia y conocimiento que me acompañan trabajando en y con equipos de emergencias, y trabajando en diagnostico por imágenes (sala de urgencias, terapia intensiva y quirófano), acudo humildemente a ofrecer ayuda a quienes trabajan en el sector de las emergencias pre-hospitalarias, los traslados de pacientes y todo ámbito medico asistencial. En mis años atendiendo la línea, coordinando los servicio o coordinando al equipo de operadores, vi mucha gente literalmente quemada, agotada de asistir a estas nombradas demandas. Por eso me dedique a estudiar para poder primero entenderme a mi mismo, entender que nos sucede y de ahí, entender a los demás que me rodeaban y elaborar estrategias y capacitaciones para ayudar al que ya está cansado; ayudar a todos que no terminen quemados.

Las Emergencias Pre-hospitalarias y los traslados de pacientes, pasan por una presión igual o superior a las de las salas de clínicas, sanatorios y hospitales, dado que quien llama a una emergencia, casi siempre lo hace cuando el cuadro, ya sea propio o de un familiar, ha superado cierto umbral de tolerancia y ya agotó los recursos a su alcance para intentar resolverlos; en ese momento, considerando esto ultimo, quien llama, espera inmediatez siempre, dado que como les decía, ya agotó casi todo recurso o simplemente, no ve, producto de su desesperación, la existencia de otro modo de solución. 

Es pensando en todo lo anterior que, si consideramos a quienes están en las líneas de urgencias, atendiendo el primer contacto del llamante con la urgencia en el medio, podemos comprender el tipo de dialogo que recibirá al iniciar el llamado. El recepcionista de urgencias es el oído sin rostro, que recibirá las imperiosas demandas del llamante, así como los reclamos y las frustraciones que la enfermedad le ocasiona a quien está del otro lado. El recepcionista, mayormente recibirá del llamante, demandas y exigencias que posiblemente excedan, en sino todos, la mayoría de los casos, los recursos disponibles.

Para el o la admisionista de la línea de urgencias, estos constantes llamados, irán generando en su psiquis, como dice en uno de los manuales del SAME, descripto por un psicólogo, una cicatriz psicológica que repercutirá a la larga en la salud emocional del colaborador. Si no se ayuda al equipo de trabajo a aprender a conocer sus emociones, a poder manejar el estrés de la línea, a poder primero conocerse y atenderse para poder atender a los demás. 

Entiendo en mi experiencia que capacitar a las personas no tan solo en lo técnico y en lo operativo, sino también en lo emocional, dando guías de como manejar las emociones y como administrar lo que yo llamo circunstancia emocional es elemental, básico e indispensable para todo el equipo. Debo de contarles que en la mayoría de los servicios de emergencias y traslados no se hace, dado que este tipo de profesiones parecen poco importantes; algunas veces por lo fugaz del contacto que se mantiene entre los pacientes o enfermos y estos profesionales, otras veces porque se valora apoco la incalculable importancia de estos equipos. Les garantizo que una puesta en valor de todo el sistema de recepción y despacho de emergencias y traslados y un cuidado de estas personas, es la mejor manera de alcanzar tanto una excelente respuesta a quienes requieren la asistencia médica, emergencias, urgencias o traslados. También es una excelente forma de alcanzar la excelencia, vista esta como imagen comercial, corporativa y pública.